PorNoé R. Rivas -
‘Dinosaur’, la nueva serie de Niamh McKeown estrenada en Filmin, propone una reflexión pausada sobre la resistencia al cambio en un mundo donde la velocidad de las transformaciones puede ser abrumadora. En este contexto, la vida cotidiana de su protagonista, Nina, es el punto de partida para examinar cómo las personas encuentran maneras de afrontar las alteraciones inesperadas en su entorno, sobre todo cuando dichas transformaciones no son elegidas ni deseadas. La serie aborda temas profundamente humanos como la necesidad de estabilidad y la lucha interna que supone aceptar lo que escapa a nuestro control. En tiempos de incertidumbre global, ‘Dinosaur’ resuena por su retrato honesto de una mujer que busca mantenerse firme en medio del caos, y lo hace con una mezcla de humor y humanidad que no resulta condescendiente.
En la primera temporada, seguimos a Nina, interpretada con aguda precisión por Ashley Storrie, una paleontóloga en Glasgow que, además de tener autismo, es una persona que encuentra consuelo en la rutina. Su vida, previamente tranquila y predecible, se ve alterada cuando su hermana menor, Evie, le anuncia que se casará con su novio Ranesh tras solo seis semanas de relación. Este evento marca el inicio de una serie de desajustes en la vida de Nina, quien se enfrenta no solo a las implicaciones emocionales del cambio, sino también a las expectativas sociales que vienen con el rol de hermana y amiga.
El personaje de Nina se construye a través de pequeños detalles, como su devoción por los rituales familiares, entre los que destacan las cenas de los martes, "Takeaway Tuesdays", junto a su hermana. Estos momentos, aparentemente simples, se convierten en una especie de refugio para ella, algo que subraya su necesidad de un orden predecible frente a los imprevistos que desatan la ansiedad y la incomodidad. El compromiso de Evie no solo amenaza con desmoronar estas rutinas, sino que también empuja a Nina a un terreno donde las expectativas sobre el apoyo familiar chocan con su propio escepticismo y su aversión al cambio.
McKeown logra retratar con autenticidad las complejidades del autismo en su protagonista, mostrando cómo este rasgo no define completamente a Nina, sino que más bien es una parte de su identidad multifacética. Storrie, quien también es co-creadora de la serie, ofrece una actuación sincera y matizada, evitando caer en los clichés que a menudo acompañan la representación de personajes neurodivergentes en la televisión. Nina es, ante todo, una mujer con opiniones firmes, un agudo sentido del humor y una honestidad brutal que a menudo la mete en situaciones incómodas, pero que también aporta una frescura y una franqueza poco comunes en las representaciones de la vida cotidiana en la pantalla.
En cuanto a la dinámica familiar, ‘Dinosaur’ se centra en la relación de Nina con su hermana Evie, interpretada por Kat Ronney, cuya personalidad alegre y espontánea contrasta con la rigidez emocional de Nina. Este contraste es el motor de muchas de las situaciones cómicas, pero también es el punto donde la serie encuentra su equilibrio entre el humor y el drama. Evie, a pesar de sus buenas intenciones, no siempre comprende las necesidades de su hermana, lo que lleva a momentos de tensión en los que ambas deben aprender a comunicarse mejor, y donde el apoyo incondicional se pone a prueba.
El prometido de Evie, Ranesh, interpretado por Danny Ashok, añade otra capa de incomodidad a la vida de Nina. Ranesh, aunque bienintencionado, es retratado como un hombre cuya excesiva corrección política y su intento constante de agradar a los demás generan más irritación que empatía en Nina. Su frase "el autismo es un superpoder", lanzada con una superficialidad desconcertante, ejemplifica cómo los intentos de algunos personajes de conectar con Nina solo logran distanciarla aún más.
Uno de los aspectos más logrados de la serie es su capacidad para equilibrar el humor con momentos más reflexivos, sin perder de vista que lo que realmente está en juego para Nina es su sentido de estabilidad en un mundo que parece cambiar demasiado rápido para su gusto. Las situaciones cotidianas, como la preparación para la boda, se convierten en pruebas donde se pone a prueba su capacidad para adaptarse a las expectativas sociales, algo que ella se resiste a hacer, pero que inevitablemente termina enfrentando.
‘Dinosaur’ también plantea preguntas sobre el papel de las mujeres y las expectativas que se depositan en ellas, especialmente en relación con el matrimonio y los logros personales. Evie, en un momento de vulnerabilidad, confiesa que su decisión de casarse se basa en el deseo de ser valorada y admirada por los demás, lo que introduce una reflexión sobre la presión que muchas mujeres sienten por alcanzar determinados hitos en su vida. Este es un punto donde la serie encuentra su tono más serio, sin perder del todo su ligereza.
A nivel visual, la serie no busca deslumbrar con grandes artificios. La simplicidad de su puesta en escena refuerza la cercanía con sus personajes, centrándose en los pequeños detalles de su vida diaria. Desde los interiores cálidos de la casa que Nina comparte con su hermana, hasta el museo donde trabaja, cada escenario refleja el mundo controlado y limitado en el que ella se siente segura.
En definitiva, la primera temporada de ‘Dinosaur’ es una exploración honesta y cautivadora de las relaciones familiares, la aceptación personal y los retos de vivir en un mundo que cambia constantemente. Niamh McKeown presenta una narrativa que, sin ofrecer respuestas absolutas ni soluciones fáciles, deja espacio para que el espectador contemple la vida de Nina con una mezcla de comprensión y, en algunos casos, identificación. Sin embargo, la serie evita caer en sentimentalismos, optando en su lugar por un tono más realista que celebra las pequeñas victorias del día a día.